domingo, 8 de febrero de 2009

Fetichismo en Viridiana


Viridiana (1961), la extraordinaria película de Luis Buñuel, es una incisiva crítica a los peligros de la caridad cristiana que, sin ninguna precaución, ejerce la novicia Viridiana (Silvia Pinal) con todo el que se le ponga por delante.

Buñuel adoraba ser escandaloso. Hizo que la bella Viridiana sufriera por amor (¿a Cristo? ¿Sólo amor a algo, sin saber bien qué?) y se martirizara a conciencia. Lo malo es que ignoraba que ser casta es un poderoso atractivo para un macho maduro. Al menos, así lo siente su tío, Don Jaime (Fernando Rey, el grande), que se martiriza más aún.

En la larga escena que se inserta, vemos cómo Don Jaime guarda celosamente el traje de novia de su difunta esposa, cómo se prueba los zapatos, el corsé... Y cómo posteriormente convence a su sobrina para que se vista con él. Don Jaime es el deseo desbocado y finalmente frustrado, lujurioso, obseso, descontrolado, plenamente humano.

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